Hoy era día de expiación por mi falta grave de ayer. Así que, con las primeras luces del alba, abandoné mi lecho y me serví de un buen desayuno, para luego volver a esa historia que había quedado a medias.La verdad es que no pensé que fuera a ser tan larga. Pero sigue creciendo página tras página y, aunque veo cómo acabrá (posiblemente), no conozco la hoja de ruta ni tengo más guía que una loca protagonista a que le gusta irse por las ramas como a mí.
Para cuando quise darme cuenta, la historia creció en más de cinco páginas, y mis tareas de casa reclamaban mi atención. Es difícil escribir una tarde de viernes... pero espero volver la mañana de sábado con el mismo ahínco.
Esta está siendo, sin ninguna duda, una gran experiencia :)
¡Feliz fin de semana!
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